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La soledad del escritor

Actualizado: 18 may 2023

Por Adolfo Pascual




Los que me conocéis desde algún tiempo, sabéis que este es un término recurrente en todas aquellas presentaciones o foros en los que participo, amén de mis conversaciones privadas. No, no es que este sea un síntoma de que los escritores somos unos seres excéntricos, egocéntricos y en algunos casos introvertidos; para nada, ya que en el colectivo, creo que como en casi todos, los perfiles a los que correspondemos suelen abarcar todo el abanico posible, pero lo que sin que no se puede negar son una serie de características, y hago hincapié en esto, porque está claro, que esto a la larga es uno de los flancos débiles del autor.



Yo he de reconocer que depende para que cosas, a la hora de escribir, solo necesito estar delante del ordenador, de hecho muchos de los relatos que han visto la luz a través de distintos foros de RRSS, los he escrito en una cafetería céntrica de Madrid a la que me gusta acudir. Pero precisamente los autores en general, necesitamos aislarnos, cumplir ciertos ritos, estar en un sitio muy concreto, “para que las musas acudan”.

Para muchos esta es la primera necesidad de esa obligada soledad, pero volvamos en general a nuestros comienzos como escritor, aquellos primeros escritor, versos, relatos, que apenas compartíamos con nadie y cuando por descuido alguien los leía, de alguna manera nos sentíamos traicionados, no sentíamos desnudos delante de otros, pero no con lo físico, sino con un desnudo integral de alma, de los más profundo de nuestro ser.

El proceso hasta llegar a compartir libremente cualquiera de nuestros escritos, esta lleno de dudas de incertidumbres, acudimos en principio a familiares, amigos o en algunos casos a personas anónimas descubiertas en RRSS, que aporten ese punto de equidistancia y que lejos de los lazos afectivos que nos unen a familiares y amigos, aportan ese grado de independencia a la hora valorar nuestros escritos.


Salvo un exceso de ego, que también los hay en este mundillo (y de eso algo sé), cuando tomamos la decisión de publicar lo ya escrito, o escribir para publicar, pasamos por distintos estados.

Sí, en general tenemos todas la dudas del mundo y a pesar de eso que yo llamo democratización de la literatura y que todos podemos publicar en algunas de las plataformas de auto publicación, la confianza en nosotros mismos, en nuestro trabajo y sobre todo ante la imposibilidad de pagar corrector, un maquetador, un diseñador de portada, que nos dé la confianza necesaria para sacar nuestra obra de manera autónoma, buscamos una editorial.


“Ellos son profesionales y sabrán sacar a la luz mi obra con unas garantías de calidad y profesionalidad”


Aquí es donde ellos y me refiero a esas “Editoriales” y lo entrecomillo adrede, sacan tajada de esta soledad del escritor, de esta falta de comunicación entre escritores y confunden, engañan, generan falsas esperanzas y encima nos sacan un dinero que no tenemos.

Que nadie os engañe, yo tengo una docena de contratos de edición que van en este sentido, “una editorial tradicional, si le gusta tu obra apuesta por ella y te publica sin que tu pongas un euros”. “Una editorial sería arriesga su dinero por que tú obra esa que has cuidado y mimado y que te ha llevado meses incluso años en terminar, vea la luz con una calidad y profesionalidad real”.


El otro día un colega me hablaba de una de estas propuestas, jugaba con sentimientos, con marketing, todas las herramientas a su alcance, para perpetrar este engaño flagrante.

“Estás a un paso de ver tu obra publicada”, para ello, una portada muy cuidada y la maquetación de las primeras páginas, tratadas con esmero. Luego el jarro de agua fría.


Para ello, solo tienes que hacer un ingreso en esta cuenta de…”


En muchos casos son cientos de euros, en otras como este en concreto miles.

Los motivos por los que quieren cobrar son infinitos, corrección, avales, ISBN, depósito legal. O bien para enmascarar esto, la obligatoriedad de vender o hacerte cargo de una cantidad de libros que de alguna manera cubran los riesgos económicos que la editorial como tal debe de asumir.


Ojo, no estoy en contra de los servicios editoriales o las editoriales de autoedición, de lo que estoy en absoluto desacuerdo, es que con la apariencia de “Editorial convencional”, quieran meternos gato por liebre.


Este resumen viene a cuento de lo que llevo hablando en todo este post, de la soledad de escritor, y de la necesidad, que aunque sea un ratito al día, o cuando nuestras obligaciones nos lo permitan interactuemos con otros autores, y de ellos aprendamos y saquemos conclusiones.


Tampoco quiero que interpretéis mal este ultimo párrafo, a veces las redes sociales están llenas de escritores que siguen a escritores y que se re tuitean y alaban constantemente, el objetivo no son otros escritores. Si quieres difundir tu obra, dirígete a los lectores, créate un sello como autor, hazte conocer y diferenciarte de los demás.


Desde hace tiempo, una escritora, Gala Romaní escribió un post en su blog, Editoriales dudosas, autores que callan, si os tropezáis con este post, veréis muchos ejemplos de esto que os cuento y lamentablemente en el aparecen una cuantas editoriales que actualmente o en el pasado han utilizado este tipo de tácticas.


Creo en los colectivos de escritores, en la realimentación de unos a otros, en romper con esta soledad de la que llevo un rato hablando, pero no perdáis nuestro objetivo de vista, este consiste en darnos a conocer como autores, promocionar nuestras obras y no llenar nuestro TL de otros escritores.

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